Todo sobre mi madre
Preocupada por la salud de mi abuela, mi madre va a dejar de trabajar. Y esto merece un comentario en mi blog. Todo sobre mi madre.
Mi madre fue una chica frágil y luminosa, mucho más hermosa de lo que yo he soñado jamás ser. Totalmente inconsciente de esa belleza, pasó su juventud sintiéndose transparente. Hasta lograr serlo. La mujer espejo. Adicta al trabajo, como tampoco lo seré nunca, aunque algo he heredado. Muy judía siendo tan evangélica, con una hija evangélica que quisiera ser judía. Mi madre es el retrato de la reina Esther, su misma gracia y fuerza. Y su determinación.
Hablar con mi madre, en ciertas ocasiones ha sido como oir a Krakauer, que para mí es lo más cercano a una música que no dialoga(cuan injusta). Con elegancia y sin percatarse, mi madre se sumerge en su burbuja y deja tu speach continuar, para que desesperes al encontrarte en el punto de no retorno. Porque no escucha.
Mi madre no necesita la música para acallar su tristeza. Podría decir sencillamente que no necesita la música, porque la mayor parte es para ella simple ruido. Y como todo lo que complica la vida, queda fuera de su burbuja. Es una sobreviviente. Ha sufrido muchísimo y por eso ya no hay nada que la distraiga.
Mi madre se merecía otra vida, otros amores y mucha música. Todo lo que no ha tenido y que me hace sentirme tan incapaz por no poder brindárselo. Porque no depende de mí y no sé que más hacer que querer a esta mujer extraordinaria que no ha sabido ser feliz,pero que ha hecho dichosa a tanta gente, con su bondad y su fuerza.
Hace cinco largos años que no veo a mi madre, que está tan lejos, allá en el soleado Caribe, añorando a su hija que le escribe historias desde la distancia, para que no olvide que es amada y que su belleza nos sigue deslumbrando.
Mi madre fue una chica frágil y luminosa, mucho más hermosa de lo que yo he soñado jamás ser. Totalmente inconsciente de esa belleza, pasó su juventud sintiéndose transparente. Hasta lograr serlo. La mujer espejo. Adicta al trabajo, como tampoco lo seré nunca, aunque algo he heredado. Muy judía siendo tan evangélica, con una hija evangélica que quisiera ser judía. Mi madre es el retrato de la reina Esther, su misma gracia y fuerza. Y su determinación.
Hablar con mi madre, en ciertas ocasiones ha sido como oir a Krakauer, que para mí es lo más cercano a una música que no dialoga(cuan injusta). Con elegancia y sin percatarse, mi madre se sumerge en su burbuja y deja tu speach continuar, para que desesperes al encontrarte en el punto de no retorno. Porque no escucha.
Mi madre no necesita la música para acallar su tristeza. Podría decir sencillamente que no necesita la música, porque la mayor parte es para ella simple ruido. Y como todo lo que complica la vida, queda fuera de su burbuja. Es una sobreviviente. Ha sufrido muchísimo y por eso ya no hay nada que la distraiga.
Mi madre se merecía otra vida, otros amores y mucha música. Todo lo que no ha tenido y que me hace sentirme tan incapaz por no poder brindárselo. Porque no depende de mí y no sé que más hacer que querer a esta mujer extraordinaria que no ha sabido ser feliz,pero que ha hecho dichosa a tanta gente, con su bondad y su fuerza.
Hace cinco largos años que no veo a mi madre, que está tan lejos, allá en el soleado Caribe, añorando a su hija que le escribe historias desde la distancia, para que no olvide que es amada y que su belleza nos sigue deslumbrando.
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